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  • Foto del escritorJuan de Vidriera

Entrevista a Carlos Álvarez de Eulate.

Profesor desde hace más de cuatro décadas, con innumerables publicaciones de material didáctico, colaborador del suplemento escolar del Heraldo de Aragón, además de ser el profesor creativo y motivador que uno recuerda toda su vida.


Autor de "Los abuelos del Tranvía Verde" y "El beso de las nueve"



En primer lugar, desde Travesía de las Palabras, nos gustaría reconocer y agradecer su extenso currículum durante más de 40 años fomentando la lectura entre los más jóvenes. ¿Qué les ofrece la literatura a nuestros jóvenes lectores?


Les proporciona la posibilidad de ser más críticos, de vivir otras realidades y, fundamentalmente, crecer como lectores, algo esencial para potenciar cualquier competencia de la comunicación lingüística, fundamental en nuestros días.


¿Cómo se le ocurrió para este libro la idea de recuperar algo tan olvidado como las antiguas líneas del tranvía?


La idea me perseguía hace años, desde la inauguración del nuevo tranvía de nuestra ciudad. Pero descubrir que muchos de los zaragozanos desconocían el hecho de que por nuestras calles circularon 17 líneas de tranvía, fue decisivo para materializarlo.


En el libro se nombran elementos propios de estos tranvías antiguos y se describen algunas operaciones técnicas, por ejemplo con el trole. ¿Ha tenido que documentarse o guardaba tantos recuerdos de todo aquello?


Contaba con muchos recuerdos y tuve la ayuda de numerosos amigos que guardaban objetos e historias de sus familiares tranviarios. Pero conocí personalmente el trole, el lugar del conductor, el del revisor, la trabuca…


Recientemente estuve en la Asociación Zaragozana de Amigos del Ferrocarril y el Tranvía, en Casetas. Con la grata sorpresa de descubrir en su nave una tranvía verde de la línea 11. Igual que el de la portada del libro, pero más deteriorado. Fue emocionante subir, pasearme por su interior…


Hicimos sonar su campana, que el conductor accionaba con el pie. Curiosamente, su sonido fue grabado y es el se emplea en los actuales tranvías.


En la reseña de Los abuelos del tranvía verde, destacamos que, en su parte final, el relato se sumerge en acontecimientos cercanos que parecen muy vivos en nuestra memoria ciudadana colectiva; personalmente tuve una sensación muy especial, como de haberme incorporado al grupo de personajes. ¿Ha sido un recurso intencionado?


No es la primera vez que me lo dicen. Quería que a pesar de la época que viven los cinco tranviarios, fuese una entrañable y cercana historia de amistad, nada falta de emociones.


A ese efecto tan envolvente para el lector, también contribuye la canción de Ángel Petisme, que he ido tarareando junto con los personajes en los últimos capítulos. Al escribir, ¿sentías como se suman las emociones y sentimientos del libro con los de la canción?


Totalmente: Ángel Petisme canta un peculiar recorrido en tranvía. Y la vida de

estos amigos difiere poco de un viaje en el tranvía de la vida, con todas sus sorpresas. Aunque me tomé la licencia de que adaptaran la canción con sus nombres…


El libro deja pinceladas que afectan a los personajes durante la segunda mitad del siglo XX, pero que siguen estando hoy de actualidad: la precariedad del sector agrícola, la emigración del campo a las ciudades, la obsolescencia de los medios de transporte, la politización de la educación… incluso aparece de soslayo el Sahara Occidental. ¿Tuvo alguna sensación al escribir de que -como dijo Mark Twain- la historia rima?


La historia se repite. Si al menos consiguiésemos evitar tanto hecho trágico y de actualidad…, pero está visto que la humanidad no aprende.


Quería transmitir la historia no tan lejana que vivieron nuestros abuelos. No lo tuvieron nada fácil. A veces se hace duro contar momentos sociales como los de la posguerra, pero es necesario. De ahí que en el libro no falta el humor, que los hacen más llevaderos.


Tanto en "El beso de las nueve" como en "Los abuelos del tranvía verde", los protagonistas se tienen que sobreponer a pérdidas dolorosas (en un caso familiar y en otro laboral). ¿Nos enseñan ambos libros la importancia de adaptarse ante la adversidad?


Más que la importancia, la necesidad. La vida no permite retroceder ni quedarse en modo de espera. Siempre avanza y hay que asumir esas pérdidas, aunque el dolor salga por todos los poros de tu piel.


Igualmente, en ambos libros tenemos el personaje del profesor -o maestro-. ¿En algún momento se puso en la piel de esos personajes docentes durante el proceso de escritura?


Es inevitable. Aunque como creador de historias haya infinidad de elementos creados desde la imaginación, más de cuarenta años de escuela dejan suficiente huella para que el guiño al maestro sea inevitable.


Comparto con bastantes amigos la aseveración de que todos recordamos a nuestros mejores profesores durante nuestra vida. ¿Tuvo algún profesor que le influyera positivamente en su afición por la lectura y escritura?


En mi infancia la educación siempre ha estado presente. Mi abuelo y numerosos familiares fueron maestros.


Pero la mayor influencia en todo, desde la elección de mi profesión hasta mi pasión por la escritura y la lectura me la regaló mi padre, también maestro y un gran lector.


Finalmente, en nuestro blog de Travesía de las Palabras, tenemos numerosas reseñas sobre literatura infantil y juvenil, que realizan nuestras lectoras y lectores más jóvenes. ¿Qué desearía decirles a nuestros jóvenes lectores que viajan en el tranvía verde del gusto por la lectura?


Sobre todo, que descubran el mejor regalo que nos hacen los libros: la felicidad.


Daniel Pennac, comienza su ensayo “Como una novela” con la frase “El verbo leer no soporta el modo imperativo” (otros la atribuyen a Borges). No se puede obligar a nadie a leer, ni a ser feliz.


El gusto por la lectura nace del propio lector y cuando se produce esa magia entre un lector y un libro, esa atracción es imparable.


A pesar de que nunca hemos tenido tantos distractores que roban tiempos de lectura, a los jóvenes lectores solo puedo decirles que no se den por vencidos.


Que sigan persiguiendo esos momentos junto a sus libros. Que busquen esa felicidad.


Juan de Vidriera


Imagen de la ENTREVISTA que hizo HERALDO DE ARAGON.



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Guest
Aug 22
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