Como sabemos que hay para todos los gustos, os dejamos el audio de la entrevista y la transcripción por si sois más de leer que de escuchar. Esperamos que os guste.
Hoy os traemos una entrevista llena de humor “negro”, resquemor, análisis de la conducta y muchas otras emociones porque nuestro protagonista tiene todas esas caras. Si habéis leído “Mi No Spick Londón” o “Houston, ahora el problema lo tienes tú” seguramente tendréis la impresión de que conocéis a Miguel Gardeta Lordán; pero desde Travesía nos preguntábamos cómo de reales son estas impresiones y vivencias.
¿Estáis listos para conocer un poquito mejor al protagonista
de esta entrevista?
Tras leer tus libros tengo claro que eres amante de la literatura y del cine. Supongo que te gusta la novela negra y los thrillers (por tus novelas) pero en tu tiempo libre ¿también te inclinas por esos géneros o por el contrario buscas cosas totalmente diferentes?
Miguel: “De hecho, la literatura y escribir, yo lo tengo como una afición o un hobby y si echas un vistazo a los libros que tengo escritos, te das cuenta de que mis aficiones son precisamente matar y reírme de mí mismo. Entonces encajan bastante bien con la sociedad actual. Así que la respuesta rápida sería sí, me tiran muchísimo.
Cuando tu ves mi perfil de Netflix, las recomendaciones son solamente de crímenes. Por algún extraño motivo el algoritmo de Netflix me conoce a las mil maravillas; pero sobre todo con el tema de la literatura también, es decir, intento diversificar, intento leer todo aquello que me pueda resultar interesante pero a la hora de la verdad me doy cuenta de que a mí lo que me tira realmente es el morbo, el crimen, el asesinato, la investigación policial…es decir, todos los elementos de la novela negra.”
Sé que además de magisterio tienes un máster en Criminología, ¿lo hiciste por tus novelas o siempre te ha atraído ese mundillo?
Miguel: “La verdad, es que lo hice como hobby porque es un tema que me ha llamado incluso antes de escribir; pero a la hora de la verdad mientras lo estaba haciendo me daba cuenta de que lo podía utilizar como una herramienta más para la literatura, vamos para lo que estaba comenzando a escribir porque en realidad empecé a escribir en el 2010 y el máster lo hice en 2011 mientras estaba en Londres, lo hice online. Mi primera novela sale publicada en 2012, fue una casualidad, en realidad yo no lo planee: estudiar un máster en criminología para luego utilizarlo como trampolín a escribir sobre eso.”
Mi no spick Londón y Houston, ahora el problema lo tienes tú son muy diferentes a tus otras novelas. Sobre todo la primera, ¿fue ideada desde el principio o por el contrario fuiste escribiendo un diario/ cartas a tu familia y a partir de ello, viste que podía ser una novela divertida e interesante? ¿Cómo te surgió la idea?
Miguel: Pues lo has clavado, está escrito de forma epistolar precisamente porque son una recopilación de emails que yo mandaba a mis amigos y demás. En lugar de mandar el típico mail de: “Hey! estoy bien, aquí llueve mucho, bebemos mucho té…” a mí eso no me llena y tampoco me gustaría recibir un mail de esa manera. Entonces, yo me imaginaba estar delante de mis amigos y contándoles lo que me había pasado pero siempre desde un punto de vista de la ironía y el buen humor. Y un buen día, un amigo precisamente fue él que me dijo: “Oye, esto es publicable, esto es un libro. Todo lo que estás mandando recopílalo porque es un libro de anécdotas, es un libro perfectamente” Claro, al principio no le di importancia al comentario de mi colega; pero luego no sé, vi los emails, los volví a leer y pensé pues igual tiene razón. Los recopilé y así salió Mi no spick Londón.
Con respecto a Houston, ya fue diferente porque claro, ya tenía la experiencia de haber estado y escrito el libro de Londres. Y ya fui pensando en escribirlo, ¿de acuerdo?
Lo que pasa es que claro, sale un libro menos entretenido y menos extenso a lo mejor que el de Londres porque también yo no soy la misma persona que va a Houston. A Londres voy mucho más joven, a la aventura, estoy en Europa… Estado Unidos y más Texas, recordemos que es un estado en el que la pena de muerte se transmite por televisión, entonces claro, no puedes hacer botellón en la calle…No puedes hacer determinadas cosas que hace unos años hacía en Londres y además es que en Houston se toman muy enserio el tema de la responsabilidad e imagen. Yo me fui como profesor y por tanto, no puedes tener según qué fotografías, qué chistes, qué comentarios…en las redes sociales. A lo mejor son leyendas urbanas todo esto pero yo he llegado a oír de gente que ha sido despedido de su colegio por tener contenido inapropiado en las redes sociales o una de las razones ha sido esa…Ante esto, vas un poco con pies de plomo cuando vas allí sobre todo con trabajo.
Sylvia: Claro es que no es lo mismo que a Londres te fuiste sin trabajo en busca de la aventura…
Miguel: Exactamente, a parte el trabajo que tenía en Londres no tiene nada que ver con el trabajo de maestro en Estados Unidos. En Londres trabajaba en una tienda de alimentación en la que a mi jefe, que era Polaco, le daba igual que yo publicara fotos mías desnudas en Facebook, quiero decir, allí no me conocía nadie y seguía sin conocerme nadie. Que no quiere decir que lo haga, quiero decir que no he subido fotos mías desnudo en las redes sociales ;)
Aunque ambos fueron muy diferentes ¿en cuál te sentiste más cómodo? En ambos desnudas a veces tus sentimientos, ¿no te da miedo ser tan abierto?
Miguel: A pesar de lo que te he dicho hace un momento de que el libro de Houston (por lo menos la idea) nació antes de que me sucediera nada allí, vamos que nació en España, cuando supe que me iba allí. Yo creo que no he tenido ningún problema a la hora de expresar sentimientos en ninguno de los dos libros.
A lo mejor es más espontáneo el de Londres pero Houston también tiene otro tipo de sentimientos; pero no hay una barrera que digas aquí parece que no lo estás queriendo contar todo. No, para nada. De hecho, incluso hay una anécdota muy curiosa.
Mi madre cuando leyó el libro de Londres me dijo: “Jo, que mal lo has pasado chiquillo” y yo pensando: “Pues mamá, es al contrario, me lo he pasado de cojón” pero claro, la visión de una madre es distinta. Cuando cuento penurias, vicisitudes que suceden en el día a día y sin tu madre allí para protegerte y sin ningún apoyo; pero sales de todo en realidad.
Si tuvieras que quedarte con una anécdota de cada uno de estos dos libros, ¿con cuál sería?
Miguel: De Londres, le tengo un especial cariño a la anécdota de la moqueta. No sé si es por ser escatológico o por … no sé por qué es; pero cada vez que leo esa anécdota en concreto yo mismo no puedo parar de reír. Claro, no es lo mismo que leerla desde fuera, yo lo he vivido en propia carne, yo me acuerdo por ejemplo, cuando me hice un capullo de seda con la sábana y no podía moverme del suelo. ¿Me entiendes? Entonces, le tengo un muy especial cariño a esa anécdota en concreto.
Y en cuanto Houston, es todo lo contrario ¿vale? Con Londres te digo una anécdota para partirse la caja y Houston por el contrario, yo te diría todo lo relacionado con el huracán. Porque nadie te explica realmente lo que es aquello, nadie sabe lo que va a suceder, es una fuerza de la naturaleza, es una catástrofe natural que de repente te coge en tu casa, viviendo en un bajo y ves que durante 15 días no ves que no para de llover y llover y llover…Y dices: “Pondré el colchón contra la ventana, algo hará” Por poner un ejemplo, al final no pasó nada, evidentemente, sino no estaría hablando aquí; pero son momentos en los que te dices: “pero es que tampoco puedo hacer nada” Entonces si de repente se cae un árbol, entra por la ventana y me atraviesa mientras estoy intentando dormir, pues alabado sea Dios. Tampoco puedo hacer nada.
Quiero decir, que es una sensación de impotencia enfrentarse con una catástrofe natural, ahora te lo estoy diciendo como si fuera echar una partida al parchís pero estar allí y además sin tener ningún tipo de referencia. Porque claro, al principio sobre todo se fue la luz, se cortó la comunicación, no había cobertura de teléfono. Entonces dices: “bueno, voy apagar el móvil por si luego lo necesito, no sé llamar a urgencias o algo” Es una anécdota a ciegas, ya ves que son totalmente distintas.
Sylvia: Bueno pero es lo que tú has vivido al fin y al cabo.
Si te digo la verdad, Cruce de fronteras me dejó muy tocada por los horrores que se van descubriendo. ¿Cómo te surgió la idea? ¿Te interesas por un hecho histórico y a partir de él realizas la historia o al contrario piensas la historia y después te documentas?
Miguel: Pues en el caso concreto de Cruce de Fronteras, fue una cosa muy curiosa. Al ser la primera novela, yo tampoco tenía intención de escribir. La tenía toda en la cabeza antes de ponerme a escribir, yo estaba trabajando en un supermercado y estaba muy aburrido, porque me aburría sobremanera trabajar allí. Así que cada día yo iba construyendo una historia en mi cabeza, la historia de amor entre dos adolescentes y demás. ¿Qué pasa? Que ese verano, aparecieron en las noticias sobre criminales de guerra serbios que fueron localizados y detenidos. Justo después de terminar de estudiar Humanidades, me doy cuenta de que no sé nada de lo que sucedió allí entonces me dije: “Buff, me voy a poner a leer sobre esto, ahora este verano que tengo tiempo.”
Entonces yo me iba creando una historia en la cabeza, iba documentándome sin darme cuenta porque iba leyendo sobre el tema y poco a poco esos datos que yo iba leyendo los iba introduciendo en esa historia que iba creando en mi cabeza. Luego, de repente en una tormenta de verano me da por ponerme a escribir, también por aburrimiento, no tenía nada que hacer en casa y dije: “Yo que sé, esto que tengo en la cabeza lo voy a exorcizar de alguna manera” y así surgió.
Con el resto de libros, ya es distinto. Porque por ejemplo, con Sangre de Ródano también llevo una documentación detrás. La documentación es posterior, es decir, yo estoy trabajando en el pueblo de Albarracín y me digo a mí mismo “y si…” con el que trabajamos mucho los que nos dedicamos a esto. “¿Y si mato a alguien en este pueblo? ¿Qué pasaría?” “¿Y si sucede esto? ¿Y si sucediera lo otro?”
Entonces a partir de esa premisa vas desarrollando una historia, a medida que se va desarrollando esa historia, los personajes también se van desarrollando. Porque tú los personajes los creas, les das la vida como un Golem pero los personajes en el momento en el que tienen vida actúan por su propia cuenta, tú no eres dueño de ellos, tú no dices: “Oye, vas a ir por aquí y vas a …” No, ellos hacen lo que les dé la gana esto te lo dirá cualquier escritor. Entonces por mucho que tú le digas: “No, que tú vas a matar a esa persona” No, a lo mejor no quiere matar a esta persona, a lo mejor no quiere matar a esa persona, a lo mejor sólo quiere herirla o a lo mejor otra cosa…
Así que la documentación para ese libro viene después, cuando me doy cuenta de que el tema me encaja con lo que ha sucedido.
Has trabajado de maestro tanto en Estados Unidos como en España. ¿Es muy diferente ser maestro en Texas respecto aquí?
Miguel: Completamente, no tiene nada que ver. Allí no tienes ningún tipo de libertad, en el sentido de que ellos te dan una guía didáctica que te explica exactamente las actividades que tienes que hacer con los chicos, cada día explicado al dedillo, lo que les tienes que decir, cómo se lo tienes que decir, la evaluación que tienes que hacer, etc.
Es muy estricta la educación allí, en ese sentido para los maestros. Ellos no buscan un guía para los chavales; buscan a alguien que haga exactamente…vamos que es una fábrica. De hecho desde tercero de primaria, ten en cuenta que tienen que pasar un examen como nuestra selectividad, son exámenes de cuatro horas: cuatro horas de comprensión lectora, cuatro horas de problemas de matemáticas y eso con 9 años que tienen los de tercero. Y curiosamente esa comprensión lectora o esas matemáticas no tienen nada que ver con la guía didáctica que te han dado al inicio de curso, así que te las tienes que componer un poco, jugando como con malabarismos para introducir lo que tienen que hacer en realidad.
Sylvia: Es decir, tienes que enseñarles a la vez que les preparas para ese examen ¿no?
Miguel: Sí, exactamente.
Sylvia: Vamos, sin tensión, ¿no?
Miguel: Exactamente y sobre todo porque allí va todo por resultados, en función de los alumnos que aprueban los exámenes la escuela al ser pública, reciba más o menos dinero al año siguiente. En función de tus resultados como profesor, te va ir mejor o te va ir peor. Porque si tus resultados son fatales pues digamos que no estás rindiendo por lo tanto te pueden echar en cualquier momento, por mucho que la educación sea allí pública, la contratación es privada. La contratación la decide el equipo directivo de cada escuela, entonces no hay pasos en falso.
En Sangre de Rodeno, te ambientas en la provincia de Teruel. ¿Has estado en todos esos lugares para ponerte en la piel de los protagonistas o fue el resultado de no querer asesinar a algún chaval o padre que te ponía de los nervios en aquella época de maestro rural?
Miguel: Rotundamente he estado en todos los escenarios de mis novelas, de todos los libros. Una de las características que llevo un poquito a rajatabla es que he estado en todos esos escenarios; por otra parte, pues casualmente dejé de escribir sobre asesinatos o ese impás en el que escribo novelas de humor es precisamente cuando no trabajo con niños, entonces algo del estrés que produce trabajar con niños yo creo que sí se ve reflejado en la novela negra. Aunque no me gusta llamar novela negra a lo que yo hago porque si te fijas tampoco me meto en profundidad en lo que es el procedimiento policial, prefiero no llamarla novela negra porque algún purista puede decir que no lo es y tendrían razón. ¿De acuerdo?
Entonces, sí sería la respuesta. Algo del estrés de trabajar con niños, sí, se ve reflejado en ese punto macabro que tienen las tres novelas.
Respecto a En defensa de Plutón, hay una parte que es en Berlín. ¿Es de cuando estuviste después de Londres o es de más tarde ?
Miguel: Todos los escenarios que aparecen en esa novela los conozco: o bien he vivido allí o bien he pasado por allí, quiero decir que los conozco de mi época en Berlín. No escribí el libro en Berlín si es a eso a lo que te refieres, lo escribí después; pero incluso las direcciones que aparecen en el libro son direcciones reales que yo he vivido.
¿Cómo te vino la idea de juntar ideas tan dispares?
Miguel: Pues ahora mismo me pillas, es decir, en el sentido de que no me acuerdo exactamente de dónde vino esa idea en concreto. Lo que sí te puedo decir, que mis ideas vienen de cualquier sitio, osea lo que decíamos antes de Netflix, no? Por ejemplo, yo considero que el cine forma parte de la literatura, porque la literatura no es otra cosa más que contar historias. Entonces se pueden contar historias de muchas maneras, se pueden contar historias a través de la música, a través del cine, a través de la palabra escrita. Así que yo saco ideas de los libros que leo, saco ideas de las películas o series que veo, de las canciones que escucho, de otros escritores que comparten ideas conmigo y pienso “ostras, pues a esto si le cambiáramos esto y le pusiéramos un extraterrestre", (por decir algo) tendría una historia completamente distinta a la tuya pero he tomado como base lo que tú me has contado.
Sylvia: Vale, ¿cómo si fueras haciendo puzzles?
Miguel: Sí, correcto. De hecho, te reto a que busques todas las referencias o todas las ideas de dónde saco algo. Sería como la paradoja de los monos infinitos escribiendo en máquinas de escribir, al final uno de ellos por supuesto, escribiría el Quijote y sin ninguna falta de ortografía; pero necesitarías infinitos monos con infinitas máquinas de escribir, escribiendo a todas horas.
Todavía no he podido leer tu nueva novela Sin licencia, ¿puedes hablarnos un poco de ella?
Miguel: Sin licencia es también una novela de humor; pero nace como un experimento. Ten en cuenta que yo esto de la escritura me lo tomo como una afición, todavía tengo la suerte de poder escribir lo que me da la gana, no tengo a nadie detrás que me diga: “quiero una novela histórica de 800 páginas para el 15 de mayo” Entonces, como escribo lo que me da la gana pues voy probando cosas.
Sin licencia nace de eso, nace de un experimento, nace de darme cuenta de que las dos novelas de humor que he escrito están escritas en primera persona pero son cosas fáciles porque son cosas que me han sucedido a mí. Es muy sencillo contarle a alguien cómo te has caído a la piscina pero no es tan sencillo contarle a alguien que otra persona se ha caído a la piscina y hacerle reír.
Así que yo me planteo como reto el crear un personaje de la nada, darle forma y que haga reír. De hecho en todo momento, mientras estaba escribiendo yo pensaba “esto me hace gracia a mí pero a saber a quién más puede hacerle gracia” porque el humor no es lo mismo que el terror. El humor es mucho más difícil, hacer llorar o que alguien pase miedo es sencillísimo porque jugamos siempre con estereotipos internacionales o inmateriales, quiero decir que a todos nos dan miedo las arañas sobre todo si se nos ponen a dos centímetros de la boca; pero claro, lo de hacer reír es algo tan personal que es extremadamente complicado.
Sylvia: Sí, porque claro no es lo mismo lo que me puede hacer gracia a mí que lo que le puede hacer a otro.
Miguel: Exactamente y lo que te haga gracia hoy, a lo mejor mañana ya no te hace gracia. Por eso es muy difícil eso, así que yo creo un personaje, es un antihéroe, es un escritor que ha tenido su momento con una primera novela que él cree que puede tener éxito y después el golpe que le da la vida o más bien su editor, se da cuenta de que ese camino no es el apropiado. Entonces deprimido se vuelve a casa, sufre un medio accidente en el que se enamora (en una micra de segundo) de la conductora que casi lo atropella y decide salir a buscarla. Intenta contratar a un detective privado pero se da cuenta de los precios que tienen y claro como ha visto tantas películas, se dice: “coño, pues si esto lo puedo hacer yo mismo para mí mismo” y decide hacerse detective privado, claro no tiene estudios así que tiene que ser un detective sin licencia, de ahí viene el título.
Entonces el resto del libro, son unas sucesión de capítulos o una sucesión de historias/ casos que le va proponiendo la gente a cuál más estúpido o más rocambolesco. Él se ve envuelto en esa serie de situaciones en las que al final sale airoso. No es porque es el más inteligente o el más fuerte, sino porque tiene suerte. Ahí está la gracia del antihéroe, que todos nos sentimos identificados o simpatizamos con el antihéroe por eso; porque tanto hablando como de literatura como de cine, hemos estado influenciados tantos años por el héroe que todo lo hace bien, todo le sale bien y es maravilloso y estupendo, sabe hablar y sabe pegar y sabe amar; que de repente estamos hartos de la misma historia ahora los. Yo creo que los antihéroes están pegando muy fuerte por eso, ¿no? es como que nos vemos reflejados en esa falta de perfección.
Sylvia: Los vemos más cercanos, es más fácil que nos veamos en ellos.
Miguel: Exactamente, no todos podemos ser marines y pegar hostias como panes, claro.
Sylvia: Sylvia: Ni los más listos del mundo.
Miguel: Exacto.
He observado que con esta última novela has cambiado de editorial, puedes explicarnos ¿Cómo es ese mundillo? ¿es muy difícil publicar una novela? ¿Cómo eliges editorial o qué cosas hay que tener en cuenta?
Pues en realidad, el cambio de editorial fue también por casualidad porque estábamos en plena pandemia y se me ocurrió mandar la novela de Sin licencia a un concurso literario y claro detrás de cada concurso literario hay una editorial grande o pequeña que se encarga un poco de seleccionar las obras y de hacer un poco de criba también; porque a ellos les interesa. Es decir, todo aquel que haya intentado mandar una novela a una editorial que no sea de pago, quiero decir que no sea de autopublicación, se habrá dado cuenta de que ya no aceptan manuscritos, que ya las editoriales no quieren saber nada de la persona que llegaba con el paquete de folios escritos. Esto ya no existe, por eso los concursos son una buena estrategia para ponerte en contacto con alguna editorial.
De hecho, eso fue lo que me sucedió. La editorial Tandaia me contacto, le interesó la novela, me dijo que me la querían publicar y así fue como sucedió. En realidad no lo tenía pensado la verdad.
Fenomenal, ¿alguna otra cosa que nos quieras contar?
Si aún estáis a tiempo, no os dediquéis a esto. Implica mucho tiempo y esfuerzo para las recompensas totales que recibes. Sí que a veces te llevas alegrías, cuando a alguien le gustan tus libros te anima y te ayuda a seguir; pero es mucho esfuerzo.
¡Muchas gracias Miguel por dedicarnos este ratito y contarnos muchas cosas sobre ti!
Compis de Travesía esperamos que os haya gustado esta entrevista tanto como a nosotras hacerla. Si tenéis alguna duda o queréis comentar alguna cosilla, ya sabéis que tenéis el foro y que estaremos encantadas de hablar con vosotros y vosotras.
Además podéis entrar también en su web:
Comments