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La sastrería de Scaramuzzelli entrevista a Guillermo Borao

Actualizado: 10 feb

La sastrería de Scaramuzzelli es la primera novela de Guillermo Borao, tras ganar varios certámenes de relato corto y escribir en el suplemento de La Voz de Galicia, se atreve con una novela que os hará viajar a otro tiempo, con unos personajes muy curiosos pero con los que podrás identificar emociones habituales en cualquier sociedad, plantearte valores y cómo hubieras actuado tú.

Tiene giros que no te esperas por lo que estarás deseando llegar al final y al mismo tiempo no querrás que se acabe porque es una historia con miles de historias en su interior por descubrir.



Además de mi reseña, os dejamos una entrevista que hemos hecho con su autor para conocerlo un poco más. Esperamos que os guste :)


¿Cómo se te ocurrió la idea de introducir una historia dentro de otra? ¿lo tenías claro desde un principio, o fue algo qué fue surgiendo?


Siempre me han obsesionado las novelas y las películas que plantean una realidad distinta de la que conocemos. Tenía ocho años cuando fui a ver Matrix al cine y salí de la sala convencido de que nunca sabría si estábamos conectados a una máquina. ¿Podemos ser sims en un videojuego? ¿Personajes inventados por alguien? Creo que no me he sacado la duda de la cabeza desde entonces. Mi primera novela debía construirse con esta idea, que retuerzo metiéndola en una muñeca rusa infinita y llevándola al mundo de la moda y a lo que para mí es el mensaje principal: que un padre haría lo que fuese por salvar a su hijo.


En la novela, haces varios apuntes a cosas que son iguales en el presente y en el pasado, ¿quieres que el lector se haga preguntas sobre esos objetos para llevarlo hacia las conclusiones finales o más bien para que cree otros posibles finales?


Quiero que sienta extrañeza, que despierte una alarma silenciosa, porque solo hay un final, y es al que estamos destinados. Por seguir el ejemplo de Matrix, hay un momento en que Neo ve pasar el mismo gato dos veces y Trinity le avisa de que un déjà vu se considera un fallo por un cambio repentino. En La sastrería de Scaramuzzelli podríamos decir que hay cientos de gatos duplicados para que el lector sospeche: el nombre real de Mark Twain era Samuel Langhorne, la luz de cada día amanece con el mismo resplandor, aparecen cuadernos o calcetines idénticos, alguien se cae de la ventana como Ivan Illich se cayó de la escalera… La clave es la primera frase, las primeras cinco palabras: “No podía volver, pero volvió”. García Márquez decía que la novela entera debía contarse en la primera página. En honor a él, intenté que fuese en la primera línea. Es una repetición del verbo horrorosa, “volver”, “volvió”, que parece imposible que pueda haberse saltado el boli rojo del corrector, pero justo es eso lo que quiere Joseph Langhorne, repetir lo irrepetible.


Ambientas la novela en una época pasada cercana a la revolución industrial o a una crisis, dejando al pueblo de Tonleystone como una zona rural a la que no afectan los grandes problemas de la ciudad, ¿te atrae ese periodo histórico o lo elegiste para hacernos ver cómo una sociedad puede cambiar tanto en tan poco tiempo?


Fue por el concepto de prêt-à-porter. La historia no habría funcionado en la actualidad; en cualquier aldea europea de diez habitantes la gente compra en Zara, por internet o en la tienda que importa las mismas prendas de China deseando que la ropa le siente tan bien como al modelo. No tendría sentido que llegara un sastre, abriera una sastrería y corrompiera la sociedad con diseños únicos. La novela cuenta los hechos entre 1875 y 1914, sin que haya una sola fecha, pero todo o casi todo debe ser fiel a ese periodo. Hay ciertas licencias adelantando o retrasando algunos fenómenos como la creación de la viscosa o este mismo “listo para llevar”.


La evolución de los personajes principales y sus giros dentro de la novela me han parecido muy interesantes, ¿te inspiraste en alguna persona o en otra novela para alguno de ellos?


Prácticamente en todos influye alguien de mi entorno o sobre el que he leído. Primero, está la forma de caracterizarlos y darles voz. Patricia Highsmith creaba a muchos de sus personajes combinando el físico de una amiga suya con la forma de hablar de otra. Yo lo he hecho así con Tamara, con Goldwing o con George Bernard.


Segundo, está la historia de cada uno. Mis problemas de niño con tantas lesiones por el fútbol se proyectan en Leonardo, mi madre bien podría haber sido Patty escribiendo sus cartas. La novela tiene un 90% de autoficción. Barros Scaramuzzelli no es otro que mi gran amigo Christiano de Barros Scaramuzzelli, quien me dio la oportunidad de trabajar en Inglaterra igual que hace Rui Candeira en el libro.


Si tuvieras que quedarte con alguno de los personajes, ¿cuál elegirías? ¿por qué?

Sin duda, con George Bernard. Aparece cuando quiere, no hace más que leer en el jardín, siempre está feliz y de buen humor… ¡y es el único que sabe la verdad de todo!


Hay muchos oficios interesantes a los que se podía haber dedicado Barros, ¿por qué decantarse hacia sastre o la moda?


Como aportación a la novela, me servía para criticar las envidias absurdas a través de la creación de una “necesidad innecesaria”, para hablar del arte, para relacionarlo con la fábrica de tejidos, para hablar de la viscosa como la copia barata de la seda, para diferenciar a la clase baja de la alta e incluso para poder dar unas pinceladas de la homosexualidad de la época. En cualquier caso, en vuestra sección de Momentos recogéis esto perfectamente. Barros podía haber ejercido muchas otras profesiones, pero decidió ser sastre, porque «un sastre cuida lo nuevo y lo que dejó de serlo», como él mismo dice. Joseph Langhorne también lo resume así en el libro: «De las infinitas posibilidades que nos da la vida, tenemos que elegir una sola, y no es siempre la más sencilla. Yo, simplemente, he escogido la más auténtica».


Cuando estaba llegando al final me surgieron muchas dudas sobre cómo podía terminar la historia, no quiero destriparlo pero sí preguntarte, ¿dudaste mucho en cómo podía ser el final o por el contrario lo tenías muy claro desde el principio?


Por la forma en la que he escrito siempre los relatos cortos, parto desde el desenlace. Puede parecer paradójico, pero es el orden natural cuando pretendes que haya una moraleja o una reflexión del lector. Primero cierras en tu cabeza ese mensaje al que quieres llegar y después vas poniendo las piedras. Eso sí, está vivo, se te puede ocurrir algo que lo agite, pero sin cambiar la esencia. Por ejemplo, en esta novela añadí unas páginas incluso ya concluida la novela. Mi perra murió con un año y unos meses, y me enseñó algo que necesitaba contar.


Y por último, nos gustaría saber si tienes en mente o si estás trabajando en otra novela. Si es así, ¿nos das una primicia y nos cuentas un poco sobre ella?


Ya llevo algo más de dos meses escribiendo la próxima. Será más corta y estará ambientada en Lituania y en Madrid, entre 1994 y 2022. De la trama no quiero revelar mucho todavía, pero sí puedo decir que el personaje principal nace con una particularidad inexplicable, que sufre sin motivo y que quiere vengarse. ¿Y qué se le ocurre? Pues para él solo hay una cosa peor que la muerte: la soledad.


Parece que la próxima obra de Guillermo va ser también intensa, estamos deseando tenerla en nuestras manos.


A continuación os dejamos un vídeo en el que nos lee un fragmento de su obra y que esperamos que os ayude a decidiros a leerlo porque estamos convencidas que es un libro que os gustará. Si queréis hacer algún comentario o queréis preguntar alguna cosilla, ya sabéis que podéis hacerlo aquí en la entrada o crear un mensaje en el foro.





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