De la página al plato: recetas inspiradas en obras literarias
“La isla del tesoro” de Robert Louis Stevenson:
Tortas de maíz: el alimento de los piratas en La isla del tesoro
¿Te gustan las historias de aventuras, tesoros y piratas? Si es así, seguro que has leído o visto alguna adaptación de La isla del tesoro, la famosa novela de Robert Louis Stevenson.
En esta obra, el joven Jim Hawkins se embarca en una peligrosa expedición para encontrar el tesoro del capitán Flint, oculto en una isla misteriosa. En el camino, tendrá que enfrentarse a la traición de Long John Silver y su banda de piratas, que también quieren hacerse con el botín.
Pero, ¿Qué comían estos piratas en alta mar? Según la novela, uno de sus alimentos básicos eran las tortas de maíz, unos panecillos que se elaboran con harina de maíz, agua y sal. Se consumen como alimento básico o como acompañamiento. Aparecen en el capítulo 7, cuando Jim Hawkins se esconde en el barril de manzanas y escucha la conversación de los piratas, que comen tortas de maíz con carne salada.
Las tortas de maíz son una receta sencilla y económica, que se puede preparar en poco tiempo y que se conserva bien. Además, son muy versátiles, ya que se pueden combinar con diferentes ingredientes, tanto dulces como salados. En este artículo, te enseñamos cómo hacer tortas de maíz al estilo de La isla del tesoro, y te contamos algunas curiosidades sobre esta comida, la novela y el autor.
Ingredientes para 2 personas
• 100 g de harina de maíz amarillo
• 50 g de harina de trigo
• 150 ml de agua templada
• Una pizca de sal
• Aceite de girasol o de oliva suave para freír
• Carne salada al gusto (por ejemplo, jamón serrano, bacón, cecina o salami)
Preparación
1. En un bol, mezcla las dos harinas con la sal. Añade el agua templada poco a poco, mientras remueves con una cuchara o una espátula, hasta formar una masa homogénea y fina. Si queda muy seca, añade más agua; si queda muy pegajosa, añade más harina.
2. Deja reposar la masa unos 15 minutos, tapada con un paño húmedo o con papel film, para que se hidrate bien.
3. Divide la masa en porciones del tamaño de una nuez y aplástalas con las manos o con un rodillo, hasta obtener unos discos finos y redondos, de unos 10 cm de diámetro.
4. Calienta abundante aceite en una sartén a fuego medio-alto y fríe las tortas de maíz por ambos lados, hasta que estén doradas y crujientes. Escurre el exceso de aceite sobre papel de cocina.
5. Sirve las tortas de maíz calientes, acompañadas de la carne salada que más te guste, cortada en trozos pequeños o en lonchas finas.
Curiosidades
• Las tortas de maíz son una receta tradicional de Asturias, donde se llaman tortos. Se suelen servir con queso de cabrales, huevos fritos, picadillo de cerdo o compota de manzana. También se pueden rellenar con ingredientes dulces, como chocolate, mermelada o miel.
• El maíz es un cereal originario de México, donde se cultiva desde hace más de 10.000 años. Los pueblos indígenas lo utilizaban para elaborar tortillas, tamales, pozole y otras comidas típicas. Cristóbal Colón lo trajo a Europa y pronto se extendió por el sur del continente, especialmente en España, Portugal e Italia.
• La isla del tesoro se publicó por primera vez por entregas en la revista infantil Young Folks, entre 1881 y 1882, con el título de The Sea Cook, or Treasure Island. El autor, Robert Louis Stevenson, se inspiró en un mapa que dibujó su hijastro, Lloyd Osbourne, y en las historias de piratas que leía de niño. La novela tuvo tanto éxito que se editó en libro en 1883 y se ha traducido a más de 50 idiomas.
• Robert Louis Stevenson fue un escritor escocés que padeció una mala salud desde su infancia. Sufría de tuberculosis y de hemorragias pulmonares, que le obligaban a pasar largas temporadas en cama. Sin embargo, esto no le impidió viajar por el mundo y escribir obras de diversos géneros, como aventuras, terror, fantasía, ensayo y poesía.
• Una de las obras más famosas de Stevenson es El extraño caso del doctor Jekyll y el señor Hyde, una novela de terror psicológico que explora la dualidad del ser humano. Se dice que el autor se inspiró en un caso real de un ebanista de Edimburgo, llamado Deacon Brodie, que llevaba una doble vida: de día era un respetable ciudadano y de noche un ladrón y un asesino.
Ignacio Builes
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